Purga o Rosca por Gustavo Alvarez Gardeazabal
La anulación de por parte del Consejo de Estado de las elecciones de los Magistrados Alberto Rojas Ríos y Francisco Ricaurte ha servido para para que la Presidente del Consejo salga a decir que esos actos son el comienzo de la reforma a la justicia.
Mucha pena me da con mi bella coterránea, pero que está tratando de tapar el sol con las manos. Para los profanos, que vemos la vida de las Cortes desde lejos, lo sucedido no es más que un acto populista para ganar aplausos en las barras de la plutocracia bogotana, que rodea al gobierno Santos y que estaba pidiendo esas cabezas como tributo a una manera de entender la relación poco ortodoxa entre el ejecutivo y las Cortes.
No se trató de una corrección de errores, cometidos entre otros por el mismo Consejo de Estado, al elegir esos dos magistrados. Se trata de un linchamiento público, promovido desde ciertos cenáculos de la justicia incrustados de manera hábil en los medios de comunicación.
Buscarse errores tan nimios como los exhibidos para declarar nulas ambas elecciones es la más grotesca demostración que en Colombia las leyes sirven para acomodar hasta los más desconocidos apetitos.
Ricaurte fue una piedra en el zapato tanto para Uribe como para Santos y sus turiferarios.
En la Corte Suprema se enfrentó con valentía a las impertinencias de Uribe y ante Santos defendió la soberanía de la Justicia. Pero su último acto como tal; seleccionar al Procurador Ordoñez para que fuera reelegido, no se lo perdonaron jamás ni en la casa de Nariño de Santos ni en los medios subyugados.
Aquí no ha habido purga. Es la entronización de otra rosca y más peligrosa aún.
